La fotografía de los restos de la fachada de esta casa aún nos permiten apreciar la frescura compositiva entre la simetría que impone el escudo entre los balcones y la asimetría de la planta baja. Parece como si ante el peso del escudo la puerta adintelada hubiera huido hacia un lado no fuera a caérsele encima. Es una gloria también que la carpintería de los balcones haya llegado hasta este momento de su ruina en que la contemplamos. Esta vez sí que reparé en el escudo y hasta he dado mayor contraste a mi foto para que los heraldistas puedan ver mejor sus desgastadas armas.
También he ampliado en lo posible la fotografía de la ruina hecha por detrás para apreciar la columna de capitel corintio que seguramente marcaría la transición entre el zaguán y la escalera.
Les dejo ya con las plantas no sin decir antes de que puedan borrar los lindes de su parcela, que quien quisiera hacerse ahí una nueva casa renovando los patterns (que no las formas) de la antigua, tiene una fachada de 8 metros y un fondo hasta la calle de atrás (y de arriba) de 24 metros.
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