martes, 15 de abril de 2014

(164) OLLAURI II. Calle Marqués de Terán 15



Delicada y ordenada casa situada en la trasera de la anterior (Marqués de Terán 15) que aparece en las guías turísticas como de don Federico Paternina, aunque tengo oído que ha sido comprada recientemente por María José López de Heredia, estando en marzo del 2014 en proceso de restauración. Corríjanme por favor si no es cierto. Y si el arquitecto restaurador nos facilitara información de su estado previo, este blog se daría por muy satisfecho y hasta podría hacer un pacto de silencio sobre su intervención... (!)


Lo primero ha sido colocar una canal en la cubierta, ay, que no falte. También ha desaparecido el edificio que tenía por su costado izquierdo. Los del Inventario describen con minuciosidad el escudito situado sobre el balcón, aunque se equivocan en el número de estrellas (dicen que tiene quince cuando son trece y una media luna). También señalan que está fechado en 1810, cosa que yo no veo por ninguna parte. De todos modos yo diría sin temor a morderme la lengua que es casa del XIX. 


Ya veremos como acaba la restauración. De momento sólo podemos decir que también se cierra a la calle por una tapia de piedra algo más baja que la de la casa de los Marqueses de Terán, y que la casa se abre a un jardín trasero, acosado a su vez, por toda una urbanización de chalets en fila. 




Medimos en pantalla que la casa tiene 18 metros de fachada por 14,5 m de fondo, cubiertos elegantemente a cuatro aguas.


3 comentarios:

  1. Esta casa fué de Federico Payernina y la hetedó el otro hermano de mi abuela Don Alejandro Groizard PYernina. Se ha vendido a la familia Lopez Heredia.

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  2. La casa tiene 18x16 metros de planta. Fue construida en la última década del XVIII y ha pasado de manos varias veces desde entonces. Su dato de actual propiedad es erróneo y, por discreción, preferiría que se omitiera. Gracias

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  3. Uno de los rasgos que trato de mostrar con este estudio de las Casas Solariegas es que la arquitectura servía entonces para mostrarse en el marco urbano y no para esconderse anónimamente en él. La nobleza que exhibían sus fachadas no era sólo un gesto de vanidad, soberbia o orgullo, sino también de obligada solidez en la virtud. Algo así como lo que se predicaba en la famosa parábola del candil: que la luz no se hizo para que se oculte sino para ilumine a los demás.
    No suelo contestar a los "anónimos" que menoscaban la fluidez comunicativa que ha creado internet, pero en mi deber de investigador no puedo dejar de lado los datos que me puedan llegar sobre la propiedad de estas casas. Y si el amable charliegreus (cuyo blog ya da cuenta de su gran bagaje cultural) reafirmaba el dato de que la familia de los bodegueros de Haro López de Heredia tenía algo que ver con la casa, nuevas informaciones personales me lo han venido a ratificar aunque con historias de amor y matizaciones que no viene al caso contar. Lo único que me interesa decir con todo ello es que quien tenga el deseo de ocultarse, lo peor que puede hacer es comprar y habitar una Casa Solariega, pues en la esencia de estas casas está la de hacerse presente ante los demás y dar ejemplo de nobleza, sea esta del tipo que los tiempos demanden.

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