No solo la matraca que dio la prensa con la vida de Buscarini acabó por hacer que el Ayuntamiento le pusiera una placa, sino que también Adolfo Soto dice de ella que es la casa del crápula poeta, quien al parecer no hizo otra cosa que nacer en ella en 1904. Hacedores tiene que haber anteriores de quienes sería bueno saber. Sometida a un intenso uso tiene un par de rasgos curiosos: el abocinado de los balcones y que el eje central de la puerta esté ligado a una ventana y un paño liso de sillería que sugieren que pudo ser pensado para llevar escudo. Por lo menos conserva el revocado blanco de la arquitectura vernácula. Dos fotos viejas aporta don Adolfo de la casa. Una de lejos, con parecida perspectiva que la mía y otra desde un balcón en que se aprecia mejor su fachada lateral a poniente con salida al patio.
En mis fotos de detalle se puede apreciar la antigüedad de las rejas y de la carpintería de los balcones.
Así como el patio lateral ha sido mermado por una nueva construcción en la esquina, el patio trasero ligado a la casa sigue siento el patio central de toda la manzana.
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