Encaramada en lo más alto del pueblo, desde muy lejos ya se advierte que estamos ante otra casa de la gran arquitectura vernácula camerana, aunque también se aprecia por la diferencia del tratamiento de la textura, por las canales y esa entrada exterior con escalera, que estamos ante otra propiedad partida en dos.
Cuando nos llegamos hasta su puerta, la segunda decepción es ver que no tiene escudo. El gran paño reservado sobre la entrada parece que estaba destinado a exhibir la nobleza (o riqueza) del propietario, pero por razones que no sabemos ahí no hay nada. La adaptación al terreno es perfecta y la posición del acceso inmejorable. Conociendo la escalera de la casa de Lomos de Orios, casi nos imaginamos también como sería la escalera interior para acceder desde el portal al piso principal. Al exterior de la puerta queda un bonito empedrado y unos hermosos bancos protegidos del cierzo.
La parte anterior de la casa aún conserva su textura original de mortero de cal. La fachada de la parte posterior ha sido objeto de otra de esas limpiezas de la mampostería, que sin ser tan mala como la mayoría de las que vamos viendo, rompe la unidad exterior de la textura.
Por su ubicación me recuerda a una de las primeras casas que saqué en este blog, la Treviana II.
Según el catastro la gran parcela situada a sus pies es independiente de la casa, pero como sirve de jardín de acceso a la vivienda de atrás suponemos que pertenezca a esta. En todo caso parece estar también dividida por una nueva terraza.
Con todos los modernos detalles de la rehabilitación de la vivienda trasera y las nuevas tejas de cemento, vista desde el sendero por el que se va hacia Brieva y las Viniegras casi pasa desapercibida como la gran casa que sin duda fue:
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