Al fondo de la calle Maestro Bergareche hay una casa con la que una vez más nos salimos del tema de las solariegas, pero que no quisiera dejar de traer aquí como encuadre del mismo. El eje que forma la puerta y los dos balcones superiores hace de fondo de tan importante calle, mientras que el resto de los huecos, igual de emperifollados pero desordenados, se esconde detrás de la casa M. Bergareche 13 en el callejón que va a la puerta de la muralla. El acabado de estuco y todos los elementos decorativos parecen del XIX o comienzos del XX, pero sorprende mucho esa forma de composición.
La fachada sur, que da a un pequeño espacio tras la puerta de la muralla, vuelve a sorprender por el severo zócalo de sillería y las columnas decorativas de las esquinas que enmarcan una galería en arcada con alegres cristales de colores. Ya sé que no tiene nada que ver con el núcleo del trabajo que estoy haciendo pero una casa tan singular no me apetece que se quede fuera. En estos tiempos de penuria arquitectónica, toda casa anterior o posterior a la época de las solariegas que prepara o mantiene su dignidad, son para este estudio un material al que no podemos ser ajenos.
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