Entramos en la calle Rioja en busca del palacio de los Gadea, pero antes nos detenemos ante esta otra casa del XVIII con unos extraños huecos en planta baja que han sido alterados por una remodelación reciente.
Cambios de mayor mixtificación se han producido en la casa de al lado, que era popular y ahora se ha rehecho con pretensiones y pegada a la nuestra. También en esta se puso algún día ese pretencioso balcón corrido que medio tapó el deteriorado escudo, aunque no sabemos cuando (los del Inventario, que la mencionan como número 4, tampoco dicen nada).
Lo que parece cierto es que el patrón persianas venecianas barnizadas está teniendo éxito en las recientes reformas.
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