Todo compuesto en simetría excepto la puerta (!). Llaman la atención esos óculos del segundo piso. Hasta ahora sólo los habíamos visto en la planta baja como respiraderos de cuadras o graneros. ¿Hubo escudo debajo del balcón en ménsula? Lo que es seguro es que ese ventanuco no venía con la casa. Sobre los recercados de los huecos de la planta primera siempre nos queda la duda de si se hacían así o se rasgaron las ventanas para hacer balcones. De 1983 al 2013 no ha cesado tampoco el deterioro arquitectónico a costa de las restauraciones funcionales. Obsesionados por las bajantes vemos que se le ha puesto la correspondiente según el tradicional sistema sanasensiano, que como puede verse en la foto de arriba, ya era costumbre antes de nuestra primera visita.
El arte no consiste en que las casas se traguen el agua de la lluvia como decíamos en post anteriores sino en rasgar la piedra de la planta baja para que la bajante no moleste a peatones o coches y desaguar finalmente a la altura de los tobillos de los viandantes.
Puestos a poner cajas en las fachadas, apreciamos que el Ayuntamiento también ha impuesto la del contador del agua con lo que el plástico va ganando terreno.
La perspectiva frontal nos permite apreciar mejor el efecto causado en la piedra por la carpintería broncínea de aluminio con persianas enrollables de cajoncillo o la restauración parcial de la desgastada piedra central del balcón de la segunda planta. Farola y cables siguen en sus puestos. La verdad es que la excelente sillería, las pilastras, la cornisa y el orden de las simetrías parecen infundir cierto empaque y respeto, aunque según parece, no a todo el mundo.
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