Estos días se celebra en Logroño el tradicional desfile de figurones de la arquitectura denominado Jornadas del Patrimonio (o algo parecido), por lo que me parece muy oportuno dedicarles esta segunda casa de Briñas. Y es que gracias al esfuerzo teórico de tan sesudas reuniones de arquitectos y del cuantioso aprendizaje que reportan, ahora la podemos ver así:
Como se vende, lo mismo podrían comprar a escote el solar y hacer prácticas... aunque sólo fuera para demostrar la resistencia de la papelera de la esquina, que ha soportado la apertura de un garaje bajo el balcón y el hundimiento general de la casa sin moverse un pelo. O para hacer un estudio sobre la atracción que los restos de estas casas ejercen sobre los contenedores de basura y esa pintura protectora amarillenta tan bonita de ver.
La prosperidad de los últimos treinta años queda reflejada en la pavimentación peatonal, un suelo de calidad para admirar nuestro patrimonio y aprender arquitectura de la historia de nuestras casas.
No les doy las medidas del solar, que entre tanto arquitecto junto alguno habrá que todavía use el metro, y además así van haciendo ojo. Pero sí les doy la ubicación no sea que con tanta teoría de rehabilitación y restauro se me pierdan y no la encuentren.
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