Poca casa para tanto escudo, y encima, en esquina. En la refitolera restauración reciente se han cargado los recercados de las ventanas a la calle de la iglesia y se ha considerado que el ladrillo con entramados de madera queda más auténtico. Las golondrinas parecen estar encantadas con el alero blanco.
Un pequeño murete con tiestos resuelve ahora el encuentro entre la plaza y la calle creando un pequeño rincón donde no ha podido hacerse mejor cosa que meter el banco modernista de fundición inclinado. El nuevo bobarril sobre la cubierta resuelve a favor de la plaza la vieja pugna que sostenía entre sus dos fachadas a mayor gloria del escudo.
Acerquémonos mejor a ver el escudo en detalle, sus armas y su labra, esperando que alguien nos lo descifre algún día:
Y ya puestos, a contemplar esa sensación dinámica o de vértigo que produce verlo en esquina rompiendo la faja o pilastra de la misma.
La casa sigue manteniendo sus dos puertas a pesar de sus escasos 7 x 7 metros de planta. En el catastro digital viene como la número 17 de la Plaza de la Iglesia aunque después de la última restauración sigue conservando el azulejo con el número 5. Por la calle de la Iglesia tendría el número 3.
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