viernes, 27 de junio de 2014

(201) SANTO DOMINGO III. Calle Mayor 42


Aparte de su extraordinaria ubicación como fondo de escena de la Plaza de la Alameda, lo que más sorprende de esta casa con una bonita portada del siglo XVI, es esa adaraja del primer piso producto de la ampliación que le hicieron en el siglo XVIII. No sabría decir si es una chapuza o una obra de arte de esas que se dicen complejas y contradictorias o de arquitecturas abiertas al tiempo. Respecto a la historia que media entre esta foto y la siguiente, lo mejor es ver la web de la Cofradía del Santo. Podían informar también del arquitecto responsable de las obras y ampliaciones. ¿O es que los arquitectos no pintan nada?


Los bolondrios de la calle, los muchos carteles, la pavimentación, la mixtificación del entorno, y ya no digamos los chapones con forma de vieira de la ampliación del albergue, han acabado con el ambiente castizo que aún se podía apreciar en la imagen de 1983. Gloria al turismo. Por lo menos sacamos aprovecho de los datos históricos que cuentan en uno de ellos, que es tan útil a nuestro estudio como el que vimos en la casa I:


Documento los dos escudos de la portada del XVI, curiosamente iguales (solo cambian los ojos de buey del castillo, ja ja, vocación arquitectónica del tallista, y la posición de los corazones, -supongo que les pillo a unos en sístole y a los otros en la extrasístole...)...:



Y pongo la foto de cubiertas para apreciar que lo que fuera "casa" se ha convertido en un complejo turístico institucional con restos de la casa dentro, y es que par acabar con esta historia anotamos que en el 2009 se inauguró una ambiciosa ampliación cuyas bonitas imágenes de arquitectura interior podemos ver también en otra de las entradas de su página web.


Para documentar su falsa fachada con forma de dos casas populares (una sin entrada y la otra no sé) he tenido que acudir a google earth pues cuando pasé por allí no se me ocurrió hacerle una foto:


En el catastro siguen figurando aún como dos propiedades distintas.


Acabamos con su ubicación y mejor nos olvidamos de este mal trago de arquitecturas de nuestro tiempo que no teníamos por qué haber bebido.





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