viernes, 30 de septiembre de 2016

(439) SOTO EN CAMEROS. Otras



1) Construido en 1775 como Hospital de San José por un Ximénez de Soto que llegó a Obispo en San Juan de Puerto Rico, y un hermano suyo que prefirió vivir en los aires de Cádiz (v fuente), sirvió como escuela de hilado y ahora es albergue juvenil, con una decoración interior que mejor no les pongo aquí para que no se asusten, pero que pueden ver en la web del irj. La fachada de 26 metros de longitud se mantiene tal cual con esos dos ejes de composición uno al lado del otro, el del acceso/geometría y el del escudo/santo/espadaña, duplicidad que se resuelve muy finamente convirtiendo el quinto balcón en ventana. Dejo constancia del escudo de los Ximénez...


... y del maltrato a que está sometido por abajo (con toda esa parafernalia de señalética, sillas de plástico y barandillas rojas)...


... y por arriba, con la cubierta de teja de cemento:


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2) La otra "casa" insigne del pueblo es la "consistorial", originalmente escuelas públicas donadas por un benefactor indiano en 1824, con una potente arcada en sillería y ordenada mezcla de paramentos de mampostería y ladrillo. Sería interesante saber de su arquitecto pero nadie hasta ahora parece haberlo investigado.  



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3) Al margen del par de casas con escudo y los dos grandes edificios públicos, el resto de la arquitectura popular de Soto de Cameros tiene la gracia de la elevada altura de sus casas (producto de su ubicación en empinadas laderas) y la homogeneidad de patrones compositivos de fachada entre los que destacan el revoco blanco continuo, los balcones de los pisos principales y las solanas bajo cubierta. 


Lo mismo que ha sucedido con la casa del Marqués de Vallejo (Soto de Cameros I), la imagen continua de los revocos blancos ha dado paso últimamente a una moda "rústica" (importada por algún arquitecto ilustrado), de dejar vistos los entramados de madera, descomponiendo y fragmentando innecesariamente la piel y unidad de sus casas. 

  

4) Algunas de estas casas blancas, aún muestran algunos elementos que podrían catalogarse como propios de la arquitectura vernácula de las casas solariegas, como esta que vemos aquí con la reja antigua del balcón y la carpintería de cuartones. 


5) Como los arquitectos siempre tienen que poner algo de su cosecha, en la rehabilitación de esta otra les ha dado por pintarla de azul (!), aunque afortunadamente lo han apagado bastante. 


Debió de tener escudo de hidalgo, pero o estaba en muy mal estado o les venía mal para sacar los tres balcones del principal, así que han guardado su yelmo y lo han puesto como a un santo sobre el falso dintel de la puerta (¡cosas veredes en este blog!).  


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y 6) En la misma placita de la casa del Marqués de Vallejo (Soto en Cameros I) otra de esas casas pasteleras (refitoleras solemos decir) de finales del XIX, prima hermana de la que vimos en Torrecilla, aunque en esta ya se ve que está levantada sobre un muro de excelente factura y no menos singular arco de medio punto que su historia tendrá detrás. 

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